Mi hija mide 155 cm, lleva ropa de la talla 14 y calzado número 37, pero sólo tiene 10 años, y desde que tenía 9 me pedía que le compre un sujetador (sostén). Algunas de sus coetáneas ya lo llevaban e iban sintiéndose más mujeres que sus madres a la hora del desayuno, que obviamente no era en Tiffany's. 

"Es que mamá, en mi clase ya hay varias niñas que usan sujetador y yo también quiero, aunque sea uno de esos deportivos". El pedido -casi suplica- me hizo investigar sobre el tema y lo que he encontrado no es moco de pavo, no. Actualmente no sólo hay sujetadores para niñas, además, también los hay con relleno.

Consumidores y usuarios levantan la voz

El 2014, en España, la Federación de Asociaciones de Consumidores y Usuarios (FACUA) pidió a Carrefour -una potente cadena de supermercados- el retiro de su catalogo de verano, "por contener fotos de menores en actitudes adultas, promocionando bikinis con 'foam' para niñas de 9 a 14 años, potenciando así, una peligrosa erotización de la infancia". 

El foam es una espuma de poliuretano, la capacidad de este material para adaptarse al cuerpo le hace ideal para modelar la figura, otorgándole - allí donde no tiene- protuberancias con apariencia natural. El foam fue creado por la NASA para el programa espacial, sin embargo nunca lo utilizaron.

Carrefour retiró los catálogos, pero eso no quiere decir que no hayan -a la venta- más sujetadores para niñas y adolescentes con estas características. En la página web de El Corte Inglés -cadena comercial española- en el apartado ropa para niñas promociona: "sujetador de niña natural con relleno y tirantes regulables".

El 2010, en Reino Unido, la cadena Primark, debido a un aluvión de críticas, tuvo que retirar una línea de "bikinis con relleno para niñas de 7 años". La Sociedad de la Infancia británica condenó a la cadena por promover la "sexualización prematura". La directora de atención a niños y jóvenes de la sociedad, afirmó: "las presiones comerciales hacia la sexualización prematura y sin principios dañan el bienestar de los más pequeños". 

'Guapa al instante', un blog de maquillaje, hasta hace poco nos presentaba algunos sujetadores que nos harían "ir sexy a todas partes" y recomendaba a las madres, no comprarle a sus hijas sostenes deportivos: "regálale otro con un mínimo de esponjita, [...] "si no lo pasará mal en el instituto". En España el instituto - educación secundaria- comienza a los 12 años de edad.

Y de los sujetadores para niñas, podríamos pasar a los zapatos de tacón, pantalones pitillo, pantalones muy cortos, micro minifaldas, tops, maquillaje, tinte de cabello y otros. Todo para someter a nuestras hijas a estereotipos inalcanzables, generando en ellas graves desordenes en su salud mental y física. 

Ahora bien, no sólo son las niñas las que sufren el 'acoso' de las grandes marcas comerciales, en su afán por captar clientes cada vez más jóvenes, también son presionados los niños que han de vestir como guapos conquistadores de chicas preciosas que aún no acaban la primaria. También hay que considerar que algunos entornos condicionan a los niños a asumir actitudes de protección y de dominio sobre las niñas que le rodean.

Como la serie misma

Es de rigor señalar, que la erotización o hipersexualización de la infancia no sólo se da a través de la moda, también está la publicidad y series de televisión, donde los niños asumen roles y actitudes de adultos. La mayoría de comedias del canal Disney, y de otras conocidas cadenas internacionales, muestran a niños y adolescentes viviendo solos o con padres más infantiles e irresponsables que ellos. 

En el 2013, el programa Perú tiene Talento mostraba a 8 pequeñas, de no más de 10 años, bailando reggeaton y perreando como la que más. Luego del baile algunos comentaristas dijeron que "nunca dejaron de ver a las niñas", sin embargo, me pregunto: ¿es necesario ver niñas haciendo movimientos explícitamente sexuales? Entre el público se puede apreciar a las madres, orgullosas de las florituras que sus hijas hacen con la pelvis.

Lamentablemente este no es un fenómeno aislado, la red está llena de vídeos de niños bailando con este tipo de movimientos, más cercanos a la copula que a la danza. Que una persona adulta -en pleno uso de sus facultades- haga esto, es su opción, sin embargo, no es aceptable cuando se trata de niños animados por sus padres para contorsionar las caderas como si participasen en alguna danza de la fertilidad.

Diagnóstico del problema

Buceando en la red podemos encontrar el 'Informe Bailey', un estudio encargado por el gobierno británico a comienzos del presente siglo, en el cual se alerta del "peligro de la erotización de la infancia" [...] "las más expuestas son las niñas, porque esto tiene que ver con el papel de la mujer como objeto sexual".

Dentro de esta perversión de la infancia y de la cosificación de la niña, también entrarían los concursos de belleza y realities infantiles tan cotidianos y promocionados en los Estados Unidos; pero como estamos en un mundo globalizado y como dice mi madre: "lo malo se contagia", en España a falta de concursos, tenemos spa para niñas.

Fábrica de princesas

Princelandia, "Spa Educacional, para niñas de 4 a 12 años, donde lo más importante es la diversión de las más pequeñas y su formación en cuidados e higiene personal, rodeadas de toda la temática de princesas infantiles". Es así como se anuncia en la red un spa infantil, que desde el 2011 tiene franquicia en España. 

En Princelandia se ofrecen "tratamientos de belleza, masajes, manicura, pedicura, desfiles de moda y fiestas de cumpleaños especiales y temáticos". Según su página web, lo importante es transmitir valores. "Todo el universo de Princelandia está diseñado para destacar el concepto infantil femenino de las niñas".

Mamá al rescate

Y yo, como madre, me pregunto, ¿es necesario que se destaque el "concepto infantil femenino" de mi hija de 10 años? Lamentablemente no vivimos aislados del mundo, lo único que sé, es que todo tiene un tiempo bajo el sol y el tiempo de mi hija, no tiene que ser el del 'mercado' que la empuja a ser objeto de placer y de consumo. 

Hasta hace un par de años, luchar contra la corriente era fácil, ahora negocio todo lo que es razonablemente negociable, sin embargo, no admito: estampados de leopardo, lentejuelas, pieles, zapatos de tacón, maquillarse para salir, ni facebook, ni teléfono móvil, ni otros contenidos u objetos de moda y diversión concebidos para adultos.

Ante la avalancha de inputs sociales y comerciales, intento transmitirle a mi hija que cada cosa tiene una edad y que no se han de quemar etapas. Cuando no me entiende, debido a su corta edad y a la sinrazón, que a veces toma posesión de todo su ser, le digo lo que me decía mi madre: "eres mi hija y lo que otras niñas hagan es cosa de sus padres, todo lo que hago es para cuidarte, porque eres lo que más quiero".